7/7/2022

Inflamación Crónica de Bajo Grado: Causas y Consecuencias

¿Qué es la inflamación crónica de bajo grado?

La inflamación aguda es una reacción que es producida por parte del sistema inmunitario con el objetivo de reparar un tejido orgánico ante un hecho lesivo. El origen de estos sucesos suelen venir precedidos por diversos procesos. La invasión sufrida por parte de microorganismos patógenos o el daño recibido ante una circunstancia externa son las causas más comunes. Esta reacción fisiológica tiene el propósito de localizar y eliminar el tejido dañado, de manera que el cuerpo pueda comenzar a curarse.

Normalmente este tipo de inflamación en un organismo competente y medianamente sano no tiene la mayor complicación, los mecanismos internos que poseemos están preparados para solucionar este tipo de problemas, ya sea de una manera más o menos rápida.

El gran peligro y la vez una gran preocupación proviene cuando la inflamación viene originada desde otra dirección. Este proceso inflamatorio es eternizado en el tiempo, y sus características han cambiado. Estamos hablando de la inflamación silenciosa, la inflamación crónica de bajo grado.

En la inflamación crónica de bajo grado, el desarrollo inflamatorio se da de una forma constante y de forma totalmente activa, hablamos de una situación de impacto ininterrumpido y el cuál se vuelve insostenible para mantener la estabilidad interna en el organismo. La nueva situación empieza a desencadenar estados alarmantes para nuestra salud.

La inflamación crónica de bajo grado eleva el riesgo de enfermedades de gran magnitud y repercusión para la salud, como son: el cáncer, la diabetes, la depresión o las enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares. Este hecho se da porque esta patología daña al cuerpo de manera sistémica, desregula la homeostasis, altera el ADN o atenúa la efectividad del sistema inmunológico entre muchas otras causas.

El conocimiento del porqué se producen estas situaciones adversas nos va a dar la posibilidad de evitar o disminuir en gran medida estos riesgos. Este es un motivo que da gran relevancia a la información que se hablará en este artículo.

Causas de la inflamación crónica de bajo grado

En la inflamación crónica de bajo grado son varios los factores que tienen una incidencia para su desarrollo:

Mala composición corporal, Un gran problema para la salud que cada vez se tiene más en cuenta es la composición corporal. El músculo aparte de darnos fuerza y protección estructural nos permite gestionar de manera adecuada la glucosa en el cuerpo, capacitando si es necesario al organismo  de la posibilidad de almacenar el exceso de este nutriente. También conseguiremos que nuestros receptores de insulina (Glut4) mantengan su funcionalidad. Esto es imprescindible para mantener una buena flexibilidad inmuno-metabólica.

La grasa es un macronutriente esencial para nuestra vida. Necesitamos que esté distribuida porcentualmente en el organismo de forma coherente. Lo cuál será de gran ayuda para nuestra salud y así tendremos facilidad para no romper la homeostasis en el organismo.

Al darse esta situación favorable, el entorno anabólico y hormonal será el adecuado, nuestra piel se mantendrá sana, la absorción de vitaminas será la correcta y podremos ejercer una buena termorregulación, pero, ¿qué ocurre si tenemos un porcentaje lipídico muy elevado?

Los adipocitos, (células del tejido graso) se vuelven disfuncionales cuando se saturan y esto provoca que el cuerpo en señal de alerta libere citoquinas pro-inflamatorias. Los adipocitos que se encuentran en la zona visceral serán más problemáticos porque allí estas células tienen más dificultades para realizar hiperplasia (creación de nuevos adipocitos) y por lo tanto reaccionan de forma hipertrófica (los adipocitos ganan tamaño) lo que aumenta la inflamación, el riesgo de  resistencia a la insulina y la diabetes.

Vida sedentaria, el deporte de manera estratégica y bien enfocado reduce la inflamación. Es cierto que en un primer impacto el ejercicio genera un estrés y una respuesta inflamatoria. Esta reacción está orientada a la reparación y sustitución de los tejidos dañados por otros más fuertes. Por lo tanto este tipo de inflamación no es mala, aunque debemos siempre de tenerla en cuenta para futuras adaptaciones y tratamientos sobre nuestros pacientes. El ejercicio intenso estimula la respuesta inmune innata (inflamatoria) e inhibe la respuesta adaptativa.

Por otro lado, la adaptación fisiológica al ejercicio y la progresión paulatina será beneficiosa en varios términos. El ejercicio moderado y regular estimula la respuesta inmune innata (inflamatoria) y estimula la respuesta adaptativa.

De forma que los efectos del ejercicio sobre el sistema inmune dependen de la frecuencia, intensidad y duración y ello conlleva que siempre que se pueda lo ideal es personalizar las pautas de entrenamiento a cada persona en función de su idiosincrasia y sus condiciones particulares.

La práctica regular de actividad física se asocia con un menor riesgo de enfermedades crónicas, Se sabe que indirectamente la actividad física estaría reduciendo la inflamación a través de reducir la grasa corporal, que es el mayor determinante de la inflamación. Al realizar un deporte adaptativo el músculo produce mioquinas que contrarrestan la inflamación.

Se da la situación de que ciertas interleuquinas producidas en el músculo estimulan la oxidación de la grasa corporal (IL-6) y otras de manera más específica la grasa visceral (IL-15). Además los músculos producen un fertilizante neuronal (BDNF) que reduce la depresión y el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

El entorno intestinal, actualmente con el tipo de vida que llevamos y los nuevos hábitos adquiridos en la sociedad moderna se produce un desequilibrio en la microbiota intestinal. Este hecho pone en riesgo la impermeabilidad de la mucosa intestinal. Moléculas desconocidas camparán a sus anchas. Nuestro sistema inmunológico elevará su inflamación para sentirse más protegido.

El Síndrome del Intestino Permeable hace perder integridad a la mucosa intestinal y compuestos como la endotoxinas de las bacterias llegan al torrente sanguíneo y elevan la inflamación.

La dieta desequilibrada

Una mala elección de los alimentos y sus técnicas culinarias va a empeorar nuestra inflamación. Tomar poca fibra baja la producción de butirato en el colon, un ácido destinado a reducir la inflamación. Cocinar los alimentos a altas temperaturas y sobre todo en el que su modo de uso sea la fritura empeorará el resultado, a lo que añadimos el uso de aceites recalentados, todos estos hechos aumentarán de manera exponencial la inflamación.

Las dietas en donde abunda la toma de alimentos frescos son asociadas con bajos niveles de inflamación.

Algunos alimentos  antiinflamatorios

Frutas y verduras (ricas en fibras y polifenoles), Setas y avena (ricos en betaglucanos), pescado graso, frutos secos y aceite de oliva (grasas esenciales), cúrcuma, jengibre, canela, té y café (antioxidantes).

Ritmos circadianos

El sistema inmunológico está fuertemente vinculado a los ritmos circadianos. Por lo tanto, la desregulación de éstos afecta a su función y aumenta la inflamación. Estos procesos adquieren un sentido bidireccional de retroalimentación y se vuelve la situación aún más peligrosa. La inflamación dificulta el sueño y la falta de sueño eleva la inflamación.

Estrés

Cuando el cuerpo interpreta un estímulo exterior como amenaza entra en simpaticotonía, esta parte del sistema nervioso es la responsable de dar respuesta. El organismo entra en un estado de  lucha o huida. Las reacciones que se producen son las siguientes: Se libera cortisol, se eleva la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea. Los músculos se tensan y se dilatan las pupilas en anticipación a una posible herida y por último se segregan citoquinas pro inflamatorias.

Esta reacción del organismo en ocasiones es poco real y muy primitiva propia del cerebro reptiliano, lo cuál nos indica que podemos reaccionar de la misma manera ante situaciones muy diversas y que necesitan respuestas muy diferentes. Por ejemplo, nos prepararemos de la misma manera en una situación de robo con violencia que ante la preocupación de una derrota del equipo de fútbol al que nos gusta seguir el fin de semana. En el segundo ejemplo el cuerpo adoptará mecanismos totalmente innecesarios. La acumulación y repetición de este tipo de comportamientos defensivos serán perjudiciales para la salud.

Envejecimiento

Según vamos cumpliendo años van quedando en el organismo células senescentes, las cuales son moléculas que están en un proceso zombie y nuestro organismo se ve incapaz de eliminarlas. Estas células causan gran daño interno, ya que liberan ciertas sustancias que promocionan la inflamación. A lo largo de los años esto va desencadenando en enfermedades y una preocupante disfuncionalidad parcial por parte del organismo.

Consecuencias de la inflamación crónica de bajo grado

En la actualidad se reconoce que la inflamación está detrás de un amplio abanico de enfermedades crónicas, responsables de más de la mitad de las muertes en el mundo, asociadas al infarto, ictus, cáncer, diabetes, enfermedad renal crónica, hígado graso no alcohólico o enfermedades autoinmunes o neurodegenerativas.

Un aspecto sorprendente que se ha observado y que confirma el papel de la inflamación crónica en el desarrollo de todas estas enfermedades son los efectos colaterales apreciados en pacientes en tratamiento con los nuevos medicamentos biológicos.

Determinado estudios han demostrado cómo algunas intervenciones, dirigidas a reducir los niveles de algunas citocinas inflamatorias en el marco de enfermedades como la artritis reumatoide, también mostraban un menor riesgo de desarrollar alzhéimer, infarto de miocardio, ictus, o mejoraron su sensibilidad a la insulina.

La reducción de riesgo cardiovascular se producía además de forma independiente a los niveles de colesterol LDL, demostrando que la inflamación juega un papel fundamental en el infarto.